jueves, 4 de diciembre de 2008

Señores del Swing




Sólo, en las calles de Sao Paulo, Brasil, con sólo12 años. Con su familia desmembrada por la pobreza y la tragedia. Lustrando botas, bailando por monedas, durmiendo en bancos de plazas. A pesar de estas desventuras, el pequeño Oscar Alemán junta monedita por monedita hasta comprarse un cavaquiño (guitarra brasilera de cuatro cuerdas). Quizás una intuición mayor que el hambre y las penas le dice que la música es su camino. Allí comienza la carrera de uno de los más grandes guitarristas de la historia.

Otra historia. Un incendio en un carromato de gitanos. Un joven gitano prodigio del banjo, Jean Baptiste "Django" Reinhardt, sufre serias quemaduras y es hospitalizado. Dos dedos de su mano izquierda quedan inutilizados. Deprimido, pensando en que no podrá volver a tocar, pasa un año y medio hospitalizado recuperándose. Durante su convalecencia uno de sus hermanos le regala una guitarra. Allí comienza la carrera de otro de los más grandes guitarristas de la historia.

Y así comienza el contrapunto entre estos dos monstruos del swing, uno argentino, el otro belga. Vivieron la misma pasión por la música. Dos comienzos difíciles, dos voluntades de hierro que los llevaron hasta la cima de su arte. Vamos a recorrer un trecho de historia del Jazz junto a ellos.

Oscar Alemán nació en Chaco, Argentina, en 1909. Su padre Jorge Alemán Moreyra, era guitarrista de folclore, su madre Marcela Pereira, descendiente de tobas, tocaba el piano. A los seis años pasó a formar parte del familiar Sexteto Moreyra, en el que bailaba y cantaba, al igual que tres de sus hermanos, en peñas y fiestas populares chaqueñas. Con esa agrupación llegaron a Buenos Aires en 1915 donde actuaron en lugares como el Luna Park, el Teatro Nuevo y el Parque Japonés.

Cuatro años más tarde decidieron partir hacia Brasil a probar suerte con tres de sus hermanos y su padre. La madre y los dos hermanos más pequeños quedaron en Buenos Aires. En Sao Paulo las cosas no resultaron como esperaban y pasaron grandes penurias económicas pero, pese al fracaso empresarial, decidieron quedarse. Radicados en Brasil recibieron una desgarradora noticia: su madre había muerto -literalmente- de hambre en Buenos Aires y los hermanitos habían sido internados en un orfanato.

Este fue el primero de una larga serie de infortunios que signarían la infancia de Oscar Alemán. El segundo fue la consecuencia del primero: desesperado por la tragedia y totalmente entregado al alcohol, el padre se suicidó tirándose al paso de un tranvía. Así se quedo sólo con doce años en las calles de Sao Paulo ya que sus hermanos lo dejaron a su suerte.

Con el cavaquiño comprado juntando moneditas -ya que su sueño era volverse músico- comenzó a tocar en bares y tabernas hasta que fue descubierto por quien sería en sus palabras "su segundo padre", el guitarrista brasileño Gastón Bueno Lobo. Este lo instó a formar junto a él un dúo, al que llamarían Los Lobos. Tenía quince años.

Con Los Lobos tocaron en variados escenarios de Brasil y Argentina -e incluso llegaron a grabar con el sello Víctor- hasta que en 1929 un bailarín de tap estadounidense llamado Harry Flemming les brindaría la oportunidad de sus vidas al incorporarlos a su orquesta. Con esta partieron hacia Europa donde un nuevo mundo de posibilidades se abrió para Oscar Alemán al descubrir el maravilloso universo del jazz.

Django Reinhardt

Nacido en un campamento de gitanos en Bélgica en 1910 su infancia trashumante gitana sin duda marcó lo que sería su estilo guitarrístico -¿como definirlo?- esa picardía ladina que se trasluce en el vértigo de los fraseos, en las melodías saltarinas, en el swing. Sus melodías tienen una nostalgia de pueblo en el exilio. Esas melodías contienen sabiduría.

A los 18 años un accidente con fuego en su carro vivienda le costó la pérdida de la movilidad de dos dedos de la mano izquierda. Este accidente le produjo una gran depresión pero lo que para otros hubiera significado el final para un carácter como el de Django se convirtió en un aliciente para continuar con mas dedicación y así llegó a desarrollar un estilo único, una técnica tal -con dos dedos- que en la década del 30 en Europa pocos dudaban acerca de quien era el mejor guitarrista del continente.

Django se introduciría en el jazz por la escucha de Duke Ellington y Louis Armstrong y según sus propias palabras le atrajo porque en él encontró la perfección formal y la precisión instrumental que admiraba en la música clásica y la música popular no tiene.

En 1934, en compañía de su hermano, Joseph, fundó con ocasión de un concierto en París, el grupo que se encargaría de difundir el jazz por centroeuropa en los años previos a la II Guerra Mundial: el "Quintette Du Hot Club de France", un combo formado por dos guitarras rítmicas, además de la solista, contrabajo y violín solista. El violinista era, Stéphane Grappelli, (1908-1997) un parisino que rápidamente se convirtió en la otra estrella del grupo basado en la excelente afinidad y compenetración con Django. En 1936, apenas dos años después de la formación del quinteto, el grupo estaba perfectamente consolidado y en 1937 realizó sus primeras giras internacionales.

Aventuras en Europa

En este contexto llegaba Oscar Alemán a Europa. Al poco tiempo su compañero Bueno Lobo tuvo que volver a Brasil por cuestiones de salud. Una vez solo, Aceptará la oferta de integrarse a la orquesta de la Venus de ébano, Josephine Baker, que venía recalentando las noches de París con su encanto exhuberante.

Con esta orquesta, los Baker Boys y la diva-cantante Josephine, -de quien se dice fue amante- Oscar Alemán tuvo la oportunidad de mostrar su talento y conocer a monstruos del Jazz como Duke Ellington -quien quiso contratarlo para su orquesta por el triple de lo que le pagaba la Baker aunque ella no accedió a rescindir el contrato que tenia con él-. También conoció a Louis Armstrong -con quien estuvo zapando sobre una composición del propio Oscar -. Y finalmente a su gran admirado y admirador Django Reinhardt.

Se cuenta que llegó a haber una gran estima y camaradería entre estos dos guitarristas e incluso que Oscar Alemán era de las pocas personas que podían visitar el carromato-vivienda donde vivía D. Reinhardt con su mujer. Allí se juntaron en más de una ocasión a zapar, lamentablemente en esa época no había la tecnología que hay ahora y no quedan grabaciones de eso, para tristeza de los simples mortales.

Si es que se puede -y lo han hecho- comparar a estos dos músicos geniales deberemos recurrir a los dichos de los críticos especialistas, pero no olvidando lo que dijo a cerca de estos Charly García parafraseando a Oliverio Girondo: "Lo que los críticos no entienden es que una cosa es cacarear y otra poner un huevo".

Los puristas del género le han achacado a Oscar Alemán lo que para el público común constituye una fuente de fascinación: sus grandes dotes de showman. Su forma de tocar y bailar, poco ortodoxa para el jazz, el tocar con la guitarra a la espalda, tocar con los dientes, y sacarle sonidos estrafalarios a la guitarra como el sonido del despegue de un avión.

Pero tal vez el dicho mas resonante acerca de O. Alemán sea el que proviene del gran critico de jazz Leonard Feather, quien dijo luego de verlo en el Hot Club de París, donde asiduamente tocaban con la Baker y por donde también pasó Reinhardt. "Es un gran guitarrista hot (***) su tono, fraseo, swing y su ataque son tan grandiosos que si alguien vuelve a mencionarme a Django Reinhardt lo miraré fríamente. Alemán tiene mas swing que cualquier otro guitarrista en el continente."

Aquí inclinaríamos el platillo hacia el representante argentino en una hipotética contienda, sobre todo por que parece que no se ha hecho justicia a la dimensión del talento y la originalidad de este artista. En cambio Django Reinhart ya figura en todas las listas de elegidos para el olimpo jazzero.
Además no olvidemos que Oscar Alemán además de guitarra tocaba ukelele, contrabajo, pandeiro, maracas, bongós y batería. También mencionaremos que tuvo exitosas incursiones en otros géneros musicales como el tango y en la música brasilera. Además era un bailarín excelente.

Es interesante señalar que ninguno de los dos estudió música y no eran capaces de leer una nota, aunque hoy en día su estilo sea objeto de estudio de músicos y aficionados.

La aventura europea de Oscar Alemán finalizó con la toma de París por parte de los nazis. En cierto episodio fue atropellado por una patrulla de rubios acefálicos, golpeado severamente y humillado por el color moreno de su piel. De París escapo por un pelo y los nazis le confiscaron sus exclusivas guitarras de acero niquelado para fabricar municiones. De allí volvió a la Argentina donde se quedó hasta su muerte, desechando la posibilidad de ir a los Estados Unidos, país que aparentemente le causaba rechazo.

Tal vez la mejor forma de recordar a estos artistas que superaron grandes dificultades, que desarrollaron un virtuosismo inaudito con su instrumento y que fueron señores de ese mundo loco y mágico de cabarets y clubes nocturnos sea, como en su desenfado bromeaba Oscar Alemán a propósito de ellos mismos cuando se juntaban a zapar en dudosos antros: se ponía una pluma en el pelo y se presentaban como: el gitano y el indio.

Un agradecimiento especial a Gustavo Colil por la colaboración para este artículo.

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